Cuando dejes atrás las más de 3 hectáreas de viñedo orgánico, donde habitan las cuatro sequoias más antiguas de Europa, lo primero que te encontrarás es la impresionante Bodega de Crianza Durius.
Entre sus muros duermen y envejecen los mejores vinos del Duero, y cuya cubierta es un homenaje arquitectónico a Cristóbal Colón, el más ilustre de sus huéspedes.
Su forma nos recuerda inequívocamente a la quilla invertida de la Nao Santa María, arropando las más de 1.500 barricas.
En su interior podrás disfrutar de un espectáculo audiovisual proyectado sobre la moderna pantalla suspendida, seguido de una cata interactiva de los mejores vinos de la Hacienda.
Un lugar idóneo para celebrar tus
reuniones de empresa, contando con las últimas

tecnologías en un marco incomparable.
La Bodega de Crianza Durius.
Fue concebida en 1843, como gran almacén de la hacienda harinera de los Solís, pero desde el año 2001, alberga 1.450 barricas de roble americano, donde se realiza la crianza de los vinos Durius de Hacienda Zorita.
Una artesanal bodega de cosechero, reconstruida a partir de maquinaria de principios del siglo XX, su espectacular sala de catas, con proyección audiovisual panorámica e interactiva, que hacen de esta bodega un espacio único de obligada visita.
Dispone además de centro de visitantes para realizar actividades relacionadas con el mundo del vino, como por ejemplo la visita a la bodega de crianza, con explicación de los distintos procesos de la elaboración del vino, o la visita de un pequeño museo de aperos vinícolas, un taller de barricas y un impresionante espectáculo audiovisual.
Al final una cata de vino dirigida es la forma ideal de mostrarte el resultado final de tan largo y cuidado proceso.